By Miss Valeria Martínez
La adolescencia es un periodo comprendido entre los 10 y 19 años, de acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). Aquí, te compartimos algunos tips y más información sobre esta complicada etapa para nuestros hijos: qué están viviendo durante la adolescencia, y cómo lidiar con esta situación.
Para muchos jóvenes este periodo suele ser complicado debido a la cantidad de eventos y cambios que experimentan a nivel hormonal, en primer lugar, y a nivel psicosocial, como consecuencia de lo anterior.
Es por ello que como padres de familia notaremos ciertos cambios en su comportamiento, su carácter o incluso también sus gustos personales durante esta etapa, lo que suele ir acompañado de conductas rebeldes, que derivan en disgustos familiares y dentro de otras esferas.
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Lo primero que debes saber es que esta etapa tiene un origen biológico, de índole natural ante todo. ¡Incluso algunos animales la presentan! La razón por la que se complica en los seres humanos responde a factores sociales, ya que nosotros hacemos la vida colectiva de una manera más compleja que los animales.
Es decir, en nosotros influyen los factores emocionales y psicológicos, así como las normas que la sociedad y el Estado imponen en cada individuo. Dentro de ellas se encuentra el designio que les enseñamos a nuestros jóvenes de “encajar” y cumplir lo que se espera de ellos. Esto puede resultar en el choque constante entre figuras de autoridad y el deseo de autonomía que sienten durante este periodo.
En ambos sexos se desarrollan órganos reproductivos, lo que genera una ola de hormonas y sustancias químicas en su cerebro que les pueden provocar cambios de humor repentinos, sudoración, hambre y cansancio excesivos o, de manera inversa, grandes cantidades de energía que necesitan liberar.
Cuando el entorno no propicia que dichas necesidades sean cubiertas, pueden presentarse situaciones de ansiedad y dar pie a conductas rebeldes. Como padres, al no entender que esto es un proceso que ellos no regulan ni del que son responsables, tenemos la tendencia de reprimir y censurar las manifestaciones de tales necesidades.
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Sin embargo, dicen, “el cerebro adolescente tiene una gran capacidad de cambiar y adaptarse”, lo que quiere decir que nuestros hijos tienen la capacidad para aprender, enfocarse y tomar decisiones de manera cabal. Por ello, debemos dejar de sobreprotegerlos y criarlos sin subestimar su potencial.
Dichas autoras delimitan tres etapas de la adolescencia:
Así, en los años que más debes estar alerta son los que abarcan la adolescencia media, donde existe una mayor posibilidad de que necesitar ayuda. Pero no te preocupes: pon en práctica los siguientes tips y verás que la convivencia familiar será mejor.
Las mencionadas investigadoras señalan que “la adolescencia no es un proceso continuo, sincrónico y uniforme. Los distintos aspectos biológicos, intelectuales, emocionales o sociales pueden no llevar el mismo ritmo madurativo y ocurrir retrocesos o estancamientos, sobre todo en momentos de estrés”.
Es decir, nuestros adolescentes no se desarrollan al mismo tiempo que los demás, esto puede hacerlos sentir inseguros de sí mismos, acomplejados o incluso superiores, que tampoco es lo ideal. Además, el desarrollo cognitivo y las decisiones que deben tomar eventualmente sobre su futuro pueden ocasionarles episodios de ansiedad o depresión que es necesario prevenir. Para ello, fomenta las siguientes situaciones:
La comunicación familiar debe garantizar la expresión de ideas y sentimientos de una manera asertiva y respetuosa, valorando todas las opiniones y a nadie se le censure o reprima por lo que sienta o piense. Esto ayudará a tu adolescente a comunicarse con los demás de manera responsable, respetando y tolerando todos los puntos de vista.
El proceso del inconsciente es algo increíble. Todos “absorbemos” información sin siquiera saberlo. De esa manera, nuestros hijos son capaces de reproducir patrones que tenemos los padres, por lo que también copiarán y harán suyos los malos hábitos o problemas que vean entre ellos. Fomenta una relación ejemplar, respetuosa y saludable entre ambas figuras de autoridad.
Como decíamos, los adolescentes tienen mucha energía y mucha creatividad para poner en práctica. Los deportes y actividades artísticas y culturales son ideales para que nuestros hijos empeñen su tiempo libre en aprender y esparcirse. Con estas contribuimos a evitar que elijan actividades que podrían perjudicar su salud o ponerlos en riesgo.
Las consecuencias de no prestar atención a nuestros adolescentes pueden ser devastadoras. Dedicarles tiempo de calidad es esencial en su desarrollo infantil y juvenil. Al no tenerlo, buscarán reemplazarlo a través de vías y personas peligrosas, como el consumo de sustancias nocivas en ambientes nada sanos. Si no sabes cómo acercarte a tu hijo o hija, acude con profesionales.
Esto, además, repercute en su rendimiento académico. En los colegios de calidad existen departamentos psicopedagógicos que pueden brindarte la asesoría adecuada y personalizada, de acuerdo con las necesidades personales de tu hijo.
Por último, solamente tú sabes qué permites y qué no a tu muchacho. Recuerda que los extremos no son sanos, sino que siempre debes buscar un punto medio entre lo que niegas y lo que concedes. Sobre todo, intenta explicar siempre por qué tomas la decisión que tomas. En esta etapa, el adolescente suele creer, erróneamente, que todo lo que se le prohíbe es con el fin de perjudicarlo, cuando en realidad intentamos protegerlo.
Esto último forma parte de una comunicación efectiva. Llega a acuerdos con tu hijo para que ninguna parte ceda más que la otra y fomenta en él o ella el sentido de responsabilidad y honestidad hacia su familia, pero también en otros círculos sociales. Por ejemplo, dejarlo ir a casa de un amigo a cambio de haber realizado correctamente un deber doméstico.
Si tienes dudas sobre la formación de tu hijo durante esta etapa, acércate a profesionales de la educación para orientarte sobre lo que es mejor. Todo esto forma parte de los aspectos a cuidar sobre tu hijo al entrar a la Secundaria.
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